Estaba nerviosa porque debutaba como autora de mi primer libro. Sabía que habría mucha gente porque habían ido confirmando la familia, las mejores amigas y amigos, las amistades profesionales que he ido haciendo a lo largo de mi vida, de todas las empresas y organizaciones donde he estado, alumnos de formaciones impartidas y otras personas que no sabían si podrían venir y también compartieron ese cálido recibimiento. Uno de esos momentos vitales, porque marcan tu vida para siempre. En el Aula Magna de la Casa de la Cultura de Girona, acompañada por Maria Carme Ferrer, librera con alma y, en esa fecha, presidenta del Gremio de Libreros de Cataluña, también acompañada del periodista Jordi Grau, Decano del Colegio de Periodistas demarcación de Girona. Eso ya era un lujo. Y como no podía ser de otra manera, el director de marketing de la editorial Amat, Francesc Tresens, apoyándome y abriendo el acto.
Viví y sentí la fuerza del amor, la reina de las emociones, con cada palabra expresada, cada mirada de complicidad, cada abrazo recibido, ¡no hay palabras para explicarlo todo! Escribir para no dejar indiferente es uno de mis propósitos, pero tengo claro que sin personas lectoras, la vida de una autora no tendría esencia. Por lo tanto, quería que fuera una presentación emocionalmente importante y, por eso, mi relato contó con la emoción de la nostalgia, mis inicios, mi pasión y porque escribo desde que era muy joven, y con la emoción de la sorpresa, porque nadie se esperaba que yo hubiera escrito la canción del libro y que Gerard Solano, músico y cantautor, le hubiera puesto música y voz, y escucharlo en directo añadía más emociones al acto. Los astros se alinearon ese día, a favor mío, porque todo salió extraordinariamente bien. Y luego, junto a ese piano negro de cola, que tiene la sala, rodeada de flores, de un cuadro de mariposas hecho artesanalmente, para mí, con flores secas y trozos de corteza, fui agradeciendo y firmando los libros. ¡Había cola para firmar y abrazarme! Sin palabras pero inmensamente feliz y muy agradecida a la vida por esta oportunidad.
Agradecimiento de nuevo a todos, a las ciento cuarenta personas que estaban sentadas y algunas otras que vivieron el acto de pie. Realmente lo pasamos muy bien, porque fue una presentación divertida y emotiva, la más grande de todas las que he hecho, pero el inicio de muchas otras presentaciones con encanto, con magia, con singularidad, por los espacios decididos para hacerlo y por la persona a la que propongo que me acompañe, por nuestra conexión personal. Porque las presentaciones, sean de libros u otros temas, siempre deben regalar comunicación emocional a las personas asistentes.